El nuevo año te invita a “volver a empezar” ó “elegir como seguir”…
Prepararnos para vivir un año a pleno requiere ocuparnos de nuestro cuerpo y alimentar el alma evitando los excesos de “exigencias”, de rencores y desánimo y que no falten “consideraciones” hacia nosotros mismos, como para los demás, gestos de perdón o gratitud, abrazos y charlas intimas, sueños y proyectos…
Este artículo sugiere:
Hacer un balance del año vivido. Reflexionar cuál es su estado actual y en qué quiere modificarlo.
v Tomar conciencia de su capacidad y responsabilidad para planificar como quiere vivir el nuevo año.
Fijar el Plan de vida del nuevo año a través de conductas concretas. Establecer los objetivos y las metas que se proponga para este año en las distintas áreas de su vida (pareja, familia, amigos, trabajo, estudio, etc).
Este año es el primer año de vida del resto de tus años…. una oportunidad para elegir lo que querés que te acompañe y sea parte de tu año, y para despedir o soltar lo que no querés que siga con vos.
Es un tiempo de reflexión para elegir nuevos emprendimientos; o para quienes ya los han elegido pero no los han logrado o no se han permitido llevarlos a cabo.
Es para quienes quieren recuperar sus sueños y hacerlos realidad… para quienes quieren dejar la “parada” y comenzar a transitar el camino que los lleve a los lugares que anhelan … ocuparse de las áreas de su vida más descuidadas o necesitadas… y a reforzar las más sanas…
1) ¿Cuál es la mejor actitud para iniciar un nuevo año?
Una actitud reflexiva, para repensar lo pasado; humilde, para reconocer errores y esperanzadora, para proyectar un año nuevo.
Balance…no es solo para contadores..
Al comenzar este año es importante hacer un balance del 2011. Implica detectar los “ingresos” (los bienes que incorporé a mi vida): afectos, conocimientos, recursos materiales, virtudes; qué recibí?; qué decisiones acertadas tomé?, qué sumó vida a mi año?
Enumerar los “egresos”: qué dí?, qué invertí?, qué conductas equivocadas tuve?, qué perdí?, que dañé o descuidé?.
Detallar las “ganancias”: valorar los aciertos, las puertas que abrí, las heridas que cerré, lo que logré (en el área física, emocional, mental).
Programando metas para el nuevo año
¿Programamos nuestra vida o tenemos un destino marcado?
El destino es la consecuencia de nuestras elecciones, de lo contrario no seríamos seres esencialmente libres. Hablar de metas, es hablar de responsabilidad, de elección y esto se opone al concepto de destino o de vida ya programada.
El hombre quiso conocer su futuro desde tiempos inmemorables, para lo cual apeló a los brujos, oráculos y otros representantes de lo oculto, producto esto entre otras de la ignorancia.
En la actualidad masas confían en astrólogos, futurólogos, videntes con los mismos fines: conocer el futuro, la fecha de su muerte, como le irá en el amor, el trabajo; sin embargo científicos del comportamiento humano han reemplazado el concepto mágico de “destino” por la noción del “argumento de vida” (programa o plan) concebido en la infancia, en base a las influencias parentales que luego se olvida o reprime pero continúa sus efectos.
Si bien es imposible predecir el destino, si es posible detectar el argumento (el programa de nuestra biocomputadora: cerebro) y hacer modificaciones o reparaciones. El programa tiene ciertas capacidades, limitaciones, hay cosas que las puedo hacer y otras no, puedo estar mejor programado para desempeñarme bien en conductas referidas al trabajo o en la vida efectiva y no tanto para la vida social y los deportes, por ejemplo; o tener buenos modelos para desarrollar un talento artístico y menos para lo intelectual, o un programa limitado para desarrollar actitudes de disfrute y descanso, y estar programado para el esfuerzo y el trabajo, etc.
Hay infinidad de combinaciones pero lo bueno es que en todas hay aspectos valiosos y otros potencialmente útiles para vivir mejor.
¿Podemos cambiar nuestro programa?
Los humanos tenemos capacidad ilimitada de cambios, de aprendizaje; distinto a los animales inferiores, como insectos, que poseen un margen muy pequeño para desviarse de su programación genética. Toda nuestra vida dependerá en parte del entorno o mundo familiar donde fuimos criados.
Formamos ese programa bajo influencia parental o familiar y este dirige la conducta en los aspectos más importantes (nuestra vida efectiva, nuestra manera de pensar y actuar). Dicho plan es inconsciente mayormente. La investigaciones muestran que esto sucede en lo positivo como lo negativo, aprendemos lo que vale la pena repetir y también repetimos los modelos que tampoco fueron buenos para nuestros antecesores. Pero siempre existe un grado de libertad de decisión.
Programar metas?
Programar, según el diccionario de la Real Academia significa “declaración de lo que se piensa hacer”. Declarar con nuestra voz a nosotros mismos o a alguien lo que desearíamos lograr le da poder a lo que decimos, funciona como un edicto.
¿Qué es una meta?
Meta significa dar fin a una obra, con lo cual implica que hay un trabajo que realizar, conductas y herramientas a utilizar… una obra que emprender.
2) ¿Es bueno tener pocos o muchos proyectos? ¿Grandes o modestos?.
El secreto esta en la planificación y la administración del tiempo. Las posibilidades o recursos con los que se cuentan pueden definir si es grande o modesto. De todos modos juega un papel muy importante, lo subjetivo, por ejemplo: si el proyecto responde a un sueño personal tendrá una significación diferente a si se trata de una expectativa social. En cuanto a la cantidad, el tiempo nos ordena, nos da la medida o magnitud de los proyectos . A veces es preferible menos frutos pero grandes y bien cuidados que muchos y pequeños. La rama sobrecargada de manzanas se puede quebrar.
3) ¿Es bueno no tener proyectos?
No. Si sabemos a donde vamos, tenemos garantizados un 50% del éxito, para lo cual es conveniente dedicar parte de nuestro tiempo para encontrar nuestro “norte”, para proyectar, supervisar y evaluar como vamos y hacer ajustes. Tener en claro nuestra meta. El detalle del plan (los pasos concretos que tenemos que hacer) es el mapa con su hoja de ruta, que nos guía en el camino.
La fijación de objetivos de cambio o metas de vida es uno de los procedimientos fundamentales que debemos realizar al iniciar este año.
Aunque parece sencillo y natural, se contrapone frontalmente con ciertas creencias ilógicas o mágicas, como el concepto de “destino”, mas allá de nuestra capacidad de decisión; o que “ya soy así, no puedo cambiar”, o factores genéticos hereditarios, como causas de comportamientos, que se deben realmente a ideas erróneas acerca de uno mismo o el mundo; o a estrategias inadecuadas para alcanzarlos.
Nuestra fijación de metas y objetivos presupone que:
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